El aprendizaje es activo y se basa en sus vivencias para que sea significativo. A partir del entorno más cercano para ellos y de sus experiencias, los niños y las niñas aprenden a utilizar diferentes procedimientos y a desarrollar diversas capacidades que les ayudan a hacer sólidos los fundamentos de su proceso de aprendizaje, en definitiva, de su proceso de crecimiento personal.

Se fomentan actitudes positivas hacia los aprendizajes, creando un ambiente estimulador que favorece la curiosidad y el interés por explorar y descubrir. Se trata, pues, de dar respuestas a sus inquietudes de una manera autónoma y creativa.

El colegio debe permitir que cada niño y niña aprenda respetando su estilo y sus capacidades y que, al mismo tiempo, se le proporcionen experiencias gratificantes que estimulen todas sus inteligencias.

Esta manera de aprender integrando el juego como una de las herramientas principales del aprendizaje, favorece el protagonismo del alumno en este proceso; compartiendo con los compañeros estos descubrimientos y desarrollando valores de igualdad, respeto y tolerancia.